Que hago, que digo, que espero...

Me encuentro aquí delante del teclado sin saber que escribir. De verdad me doy cuenta que soy una persona demasiado impulsiva, y que debo trabajar y dejar que Dios haga su trabajo para poder mejorar en ese aspecto. Soy en ocasiones muy atarantado, muy apurado, y eso me mete en líos muchas veces. Ahora estoy en un proceso similar, que involucra cosas que aprecio mucho. Realmente no se que esperar. Como dije, soy un tanto impulsivo, pero he aprendido mucho durante este último tiempo. Me he dado cuenta que hay cosas que debo cambiar para lograr ciertas cosas, y vaya que cuesta.
A veces me siento a escuchar la voz de la gente, la voz del viento, la voz de alguien que quiere meter su idea en mi cabeza, y ver si hay algo de razonable en esas cosas, pero si voy a lo profundo de mi vida, se que es un proceso necesario, confuso, quiza doloroso, no lo se, pero confuso, muy confuso. Trato de explicarlo, pero siempre llego a la conclusión de que la respuesta finalmente estará en mi. Pero no quiero seguir esperando. Me gustaría que se resuelva pronto. Y como soy impulsivo, si se resuelve pronto, al otro día habré digerido la situación y habre dicho que esa no era la mejor manera. De esa forma muchas veces encontre las respuestas, pero ya no quiero que esa sea la forma. Hay que vivir los procesos. Hay que dejar que quien hara la obra, que es Dios, la haga, y dejar de ser impedimento con nuestras actitudes, nuestros pataleos, nuestros reclamos.
Creo que lo mejor que puedo hacer ahora es guardar silencio, someterme al proceso, digerir el resultado de esto, y continuar el camino ya trazado.

Saludos.